Relativismo cultural y la teoría de cuerdas

Imagen: NOVA - The Elegant Universe

El físico argentino Juan Martín Maldacena participó en la inauguración del Cefimas, Centro de Física y Matemática de América del Sur, evento del que ya habíamos hablado, y dio una conferencia para un público de aproximadamente 300 personas sobre teoría de cuerdas, teoría que, como se sabe por más elegante que sea, carece de apoyo experimental. La cronista del diario La Nación le hizo una pequeña nota y en uno de sus párrafos dice:

-Pero ¿por qué una cuerda y no otra figura? ¿Qué ventaja se obtiene de concebir el mundo como un producto de cuerdas y no como producto de puntos o partículas?

-Es una razón más que todo técnica: en la teoría de partículas, los infinitos aparecen cuando en las interacciones dos puntos están muy cerca uno del otro; en la teoría de cuerdas, eso no ocurre.

-¿Es decir que les permite sortear una dificultad matemática?

-Sí, es básicamente eso. No hay divergencias infinitas en la teoría de cuerdas que surjan de lo que ocurre a distancias muy pequeñas.


Cosa que a mi me ha sonado muy parecido a una de las máximas del relativismo cultural: El mundo es lo que el molde conceptual quiere que sea. Hay, claro, dos razones fundamentales por las que este no es un párrafo posmoderno. Una es que la teoría no se construye en un vacío absoluto de apoyo empírico y si bien es cierto que no hay confimación, la teoría está apoyada y debe ser compatible con otras dos teorías que tienen gran sustento en la realidad. La otra razón, y tal vez la más importante, es que nadie piensa, todavía, que la teoría de cuerdas sea una descripción acertada del mundo. Y esto justamente porque no tiene apoyo experimental. Es el contraste con la realidad el que modifica o desecha moldes preconcebidos. En el futuro -cuya llegada nadie se anima ya a pronosticar- veremos cuanto de esta inmensa maquinaria matemática queda en pie, si es que queda algo.

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