Identidad cultural

Porteños y quebradeños, nacionalistas y republicanos, unitarios y neoliberales. A veces, las identidades culturales nacionales quedan sepultadas bajo un manto de ejemplos contradictorios.

Diferencias de estrato social, geográficas o históricas engendran poblaciones que tienen estructuras e idiosincrasias únicas. Domingo Faustino Sarmiento (1811 - 1888) fue un maestro, periodista y presidente argentino con ideas iluministas muy al corriente de lo que ocurría en la ciencia de su época. (Se cuenta que durante su presidencia (1868 - 1874) lo invitaron a una conferencia en la que intentarían refutar las ideas de un tal Charles Darwin, desconocido para muchos intelectuales de la región. Cuando el expositor terminó de presentar su diatriba antidarwinista, el Presidente de la Nación pidió la palabra y la desmintió punto por punto, dejando al disertante en ridículo.)

Ese mismo Sarmiento, sin embargo, expuso en su Facundo, uno de los ensayos más importantes de América Latina, la teoría de la influencia geográfica para explicar el comportamiento social común del gaucho:

El mal que aqueja a la República Argentina es la extensión: el desierto la rodea por todas partes...



argumentaba para explicar los rasgos fuertemente diferenciados del estereotipo del hombre argentino. Según el maestro devenido en sociólogo, la aridez y la soledad determinaban el fuerte sentimiento de estima personal, el culto al coraje y la oposición a toda imposición de autoridad u orden que, según él, eran los rasgos distintivos del trabajador nómada del campo.

El filósofo y sociólogo argentino Mario Bunge opina que hay en el determinismo geográfico una pizca de verdad, porque

Los actos que las personas pueden llevar a cabo dependen en gran medida de los recursos naturales a los que tienen acceso


Y también que las actividades (a veces supeditadas al entorno) moldean estilos de vida y personalidades. Sin embargo, el ambiente aporta y coacciona, pero no construye la sociedad. La conjetura de influencia geográfica es, por lo tanto, según Bunge, incompleta y en consecuencia insuficiente para explicar el funcionamiento y propiedades de un grupo humano.

Lo que la teoría no explica es por qué de un mismo entorno geográfico surgen grupos sociales con características distintas. Por ejemplo, la variada capacidad de acceso a los recursos económicos y políticos hizo que la secuencia de hechos que culminaron el 19 y 20 de diciembrede 2001 en la Argentina provocara una ruptura de la sociedad argentina en por lo menos tres fragmentos: piqueteros, asambleístas y caceroleros; todas personas que vivían en el mismo entorno geográfico pero que resultaron muy distintos en su accionar.

El determinismo geográfico, al centrarse nada más que en las semejanzas del terreno y de conductas humanas no es un instrumento apto para explicar las identidades culturales. No es posible decir que los argentinos tanto el oficinista de Libertador y Callao, como el obrero de una zafra tucumana son de la misma manera.

Los científicos de todo el mundo, por ejemplo, tienen más cosas en común entre sí, que entre un científico cualquiera y su vecino que no lo es. Las identidades culturales se van formando por la intensidad y uso de los vínculos, no por conductas automatizadas ejecutadas en reacción al medio ambiente. Mientras estas relaciones personales no se constituyan en una estructura estable, los lazos permanecen ocasionales y fragmentados, lo que no permitirá edificar una cultura con perfil claro. Esto vale, me parece, tanto para comunidades de científicos como para la estructura social de un país.

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